Tienes que tener en cuenta que tu perro ha sufrido al ser abandonado, por lo tanto puede ser un animal temeroso aunque al mismo tiempo agradecido y fiel, y precisa de un periodo de adaptación al nuevo hogar y a sus componentes.
Es muy importante que desde el primer momento pongas en el collar de tu perro una chapa con tu número de teléfono, que llevará permanentemente. En caso de pérdida es la mejor forma de recuperarlo, aunque también lleve microchip o tatuaje, pues es obligatorio que vaya identificado de una de estas dos maneras.
En un principio deberás salir a la calle con tu perro sujeto con la correa, nunca lo sueltes.
Poco a poco podrás ir viendo las reacciones de tu animal y le irás proporcionando confianza.
Un perro que es adoptado puede estar al principio confundido y miedoso, por tanto tendrá tendencia a escaparse y huir. Esto sólo ocurre en la primera etapa, hasta que te hayas ganado su confianza. Tú mismo te darás cuenta cuando esto ocurra, ya que cada perro necesita un tiempo determinado dependiendo de sus circunstancias. De todas formas es aconsejable que las primera veces que lo sueltes sea en sitios cerrados donde el animal no pueda marcharse, hasta que estés completamente seguro de que acude a tu llamada.
Educar al perro con paciencia y cariño

Proporciona al nuevo miembro de la familia un lugar caliente donde pueda dormir y no sea molestado. Esto les proporciona confianza.
El perro sólo vive el tiempo presente. Únicamente los recuerdos olfativos o los sonidos pueden traerle a la memoria malas experiencias. Al margen de estos traumatismos poco frecuentes y que con el tiempo superará, el perro será fiel a su amo, y seguirá intensificándose el vínculo entre ambos.
Se han oído noticias sensacionalistas en las que niños han sido atacados por perros. Esto es muy infrecuente y puede ser prevenido con facilidad no dando ocasión a que ocurra. Sobre todo si el niño nace cuando el perro ya está en casa, éste no debe verse rechazado, pues esto provoca celos en él, pudiendo sobrevenir los problemas. Por otra parte, hay que enseñar al niño a tratar al animal como un ser vivo, no como un juguete, e impedir que le moleste cuando esté comiendo o durmiendo.
Tampoco deben compartir sus juguetes, ya que el perro puede considerarlos suyos y defenderlos. Hasta que todo esto haya sido asimilado por el niño no se les debe dejar solos. Por lo demás el perro será el mejor defensor del niño y un compañero de juegos incomparable e insustituible.